La Metamovida seduce y embauca como Helena a Paris, como Rasputín a Alejandra Romanovna o El Maligno a Yisuskraist. Y con magna destreza y voluptuosa maestría continúa enamorando allá donde un segmento del colectivo pone pie. La Metamovida ha cruzado Iberia a sus anchas, como ya lo había hecho Almanzor, que mola más que el Cid ese, en conciertos y festivales del vasto imperio español y lusitano y una sustancial actividad en Francia, Holanda, Bélgica y Alemania (por ahora).
El ostensible reconocimiento primero de nuestros padres y colegas, luego de blogs y revistas llega ahora también con estas nominaciones a los Premios Martín Códax de música, donde encontramos a Cró! en la categoría de rock, Trilitrate en la de músicas del mundo y Pálida en la de electrónica.
Esta formidable eventualidad nos ha hecho reflexionar y reafirmar dos de los propósitos básicos de la Metamovida:
- Queremos tocar nuestra música, aquella que nos agita e inquieta, llevarla a todas partes, desviviéndonos por todas y cada una de las notas que interpretamos, que simbolizan, en la medida de lo posible, quienes somos. Tocar nuestra música no a cualquier precio, no al precio de nuestra dignidad o libertad, no representamos a nadie más que a nosotros mismos y nuestra música tiene al menos el valor del esfuerzo que requiere ejecutarla, concédannos esa valía como mínimo.
- Nos recreamos en la música en todos sus matices y tonalidades y apoyamos una escena heterogénea y diversa en estilos, nos repugna el elitismo o las consideraciones de nobleza y linaje de ningún género, “play from your fucking heart” (Bill Hicks) y eso es más que suficiente.
La Metamovida continúa y os damos las gracias por ello.